Aunque no se puede descartar la existencia de una construcción anterior, la historia que podemos documentar del castillo de Valderrobres tiene sus inicios a finales del siglo XII, cuando coincidiendo con la Reconquista, se nos muestra como un torreón defensivo. En 1307, el arzobispo de Zaragoza se convierte definitivamente en señor feudal de estos territorios e impulsa la construcción del Valderrobres más monumental, empezando por la Iglesia gótica y parte de la planta baja del castillo. A partir de 1390, el arzobispo García Fernández de Heredia reemprende las obras transformando definitivamente la vieja torre defensiva en un palacio que le sirviera de residencia a él mismo y a los muchos señores que en aquella época pasaban por esta zona en sus viajes. Tras el asesinato de don García en 1411, la construcción volvería a quedar estancada, pero en los años treinta de aquel siglo, un nuevo arzobispo se interesará por el territorio: Dalmau de Mur y Cervellón, uno de los grandes mecenas del arte y la cultura del cuatrocientos. Don Dalmau centró su mecenazgo en la conclusión de las obras empezadas. Además de sus contribuciones para finalizar la iglesia, reforma la segunda planta del castillo de Valderrobres, dándole un enfoque más utilitario como almacén y termina las estancias altas, así como el muro del patio de armas y los accesos. A partir del siglo XVI, el castillo queda como una residencia del Arzobispo de Zaragoza raramente utilizada. El desgaste y el desuso van haciendo mella en él según avanzan los siglos y solo en contadas excepciones, como las reformas de Hernaldo de Aragón en el siglo XVI o el sínodo diocesano de 1656, encuentra algo de su antiguo esplendor. El golpe de gracia llega en el siglo XIX, cuando las desamortizaciones hacen que el edificio pase a ser propiedad del Estado, lo que significó su abandono y el principio de más de un siglo de ruina y expolio masivo. Afortunadamente, a partir de 1980 y especialmente entre 1982 y 1983, el monumento empieza a ser restaurado. En 1991, con la cubrición del distribuidor de la primera planta, concluye por ahora la restauración interior del castillo y este empieza a utilizarse como lugar habitual de acontecimientos culturales, como exposiciones, congresos, actuaciones de música y teatro...
A partir del 2003 se restaura el patio de armas y el muro contraterrero. Actualmente el castillo de Valderrobres es una visita imprescindible para quien llega a la comarca del Matarraña y a la provincia de Teruel, además de la sede de innumerables acontecimientos culturales repartidos por todo el año.
Puedes ampliar información en www.castillodevalderrobres.com.